sábado, 14 de mayo de 2011

"¡Dios, míranos con ojos de amor, y restáuranos!"




El salmo 80 fue escrito, probablemente, en un momento de gran calamidad del pueblo de Israel. De la mención a Efraín y Manasés —dos de las principales tribus del norte de Israel— en el versículo 2, algunos estudiosos han concluido que la catástrofe que rodea al salmista es la destrucción del Reino del Norte en manos de los asirios en el 722 a.C. (cf. II Rey. 17). La oración contenida en este salmo evidencia cuán profundamente se sintió en Judá (el salmo se atribuye a los cantores del coro de Asaf, pertenecientes al templo de Jerusalén, cf. I Cro. 25.1) la asolación de sus hermanos del Norte, y, por otro lado, la incertidumbre de los habitantes del Reino del Sur al ver sus fronteras desprotegidas y merodeadas por el enemigo (cf. v. 12).
En este salmo, la Iglesia, como pueblo de Dios, encuentra una oración de ruego y de restauración, en la que podemos, como el salmista, en momentos de gran lucha pedir ser fortalecidos y restaurados por el Señor; porque la alabanza y la adoración también es restauración, es fortaleza y súplica, con un corazón abierto y sincero, que busca en Dios la fortaleza.


Dios míranos con ojos de amor y restáuranos (haga click aquí para ver el documento completo)