sábado, 21 de mayo de 2016

Salmo 9: Alabanza por la justicia de Dios






Introducción
Es probable que el salmo 9 y el salmo 10 hayan sido inicialmente un solo canto que posteriormente fue dividido. Mientras que el texto hebreo mantiene la división, la Septuaginta los une. Hay razones para pensar que, efectivamente, fueron un único canto, entre ellas que el salmo 9 tiene una forma acróstica que continúa en el 10. Además, el tema del salmo 9 es ampliado y continuado en el 10. Finalmente, el salmo 9 termina con la indicación selah, que señala una pausa en el canto. Mientras que las versiones católicas romanas siguen la numeración de la Septuaginta, las versiones protestantes mantienen la separación contenida en las versiones hebreas.
En cuanto al tema del salmo, se ve claramente que en los versículos del 1 al 12 el salmista exalta a Dios por la victoria concedida, mientras que del 13 al 20 el cantor habla acerca de la confianza en medio de la adversidad.
El canto se le atribuye a David y está dirigido al músico principal o al director del coro. Sobre Mut-labén es una frase oscura. Algunos han dicho que el significado original viene del hebreo “al-mût-labbēn” (“acerca de la muerte del hijo”). Otros han sugerido que significa “según Alamot”: “cantado por varones con voces agudas”[1]. Finalmente, otras traducciones dicen que debe entenderse como una indicación para que el canto fuera interpretado con flautas y arpas.



Propósito
El centro sobre el que gira el salmo 9 (y también el 10) es la necesidad de cantar al Señor porque Él es el Rey de toda la Creación. Además, el salmo añade que en presencia de ese Rey Majestuoso comparece, para alcanzar misericordia, el desvalido. El salmo combina el canto de exaltación con la lamentación y la súplica. En el orante se mezclan tanto la esperanza vivida en los momentos de victoria, como el desconsuelo sufrido en la angustia. Pero quizás lo más importante que encontramos en el canto es la confianza del salmista que no se desespera hasta desfallecer, sino que espera pacientemente la intervención salvadora de Dios.


Comentario
                Toda la primera parte del salmo (vv. 1-12) mantiene un tono positivo; es una reflexión sobre la grandiosa intervención liberadora de Dios. La expresión inicial hace referencia a las dos fuentes principales de la alabanza: las acciones de Dios y su misma persona. La palabra “maravillas” se refiere a los grandes milagros de la Redención (cf. Salmo 106.7, 22), a las acciones de la experiencia diaria (cf. Salmo 71.17), así como a las Escrituras (cf. Salmo 119.18).
El salmista confía, más que en sus propias fuerzas, en el rescate oportuno de Jehová; por eso canta acerca de su justicia. Los verbos en pasado de los versículos 5 y siguientes se conocen como “proféticos perfectos”, modo de escritura característico del Antiguo Testamento en el que se describen acontecimientos futuros como si ya hubiesen ocurrido. El profético perfecto expresa un enorme grado de confianza y certeza. Los versículos del 9 al 11 señalan que Dios es el Defensor de los débiles, el “Vengador” de su sangre (cf. Génesis 4.10).
Los versículos de la segunda parte del salmo enfatizan la confianza en las proezas de Dios y añaden una apelación directa a la acción. Los verbos del versículo 15 parecen indicar nuevamente el uso del “profético perfecto”. El destino final de los malos y la exaltación de Dios, así como la condición efímera del hombre, concluyen el canto.


[1] Derek Kidner. Salmos 1-72. Traducido por Adriana P. de Bedoian. . Ediciones Certeza: Buenos Aires, 1991, p. 38.